Antonia Jover

Siempre me ha gustado caminar y estar en la Naturaleza, siento muy rápidamente la necesidad de volver a ella cuando mi nivel de estrés se dispara. Es como una llamada irresistible que me indica que es el momento de ir.

Tan pronto empiezo a caminar entre la vegetación o cerca del mar noto una gran liberación, como si unas manos amorosas y sanadoras me quitaran de encima todo lo que me causa «ruido» y me resta energía.
Es cierto que la sensación es similar a la que siento después de un baño en el mar o incluso una buena ducha! Puedo notar como la energía de la Naturaleza me limpia.

Es curioso como actúa esa parte en mi que no se ha desconectado totalmente de la Naturaleza, nunca he llegado a desconectarme de ella. No soy urbanita y no lo seré nunca, vivir en ciudades siempre me ha causado conflicto y acabo, tarde o temprano, refugiándome de nuevo en la Naturaleza.

Estos últimos cuatro años diría que he pasado tres cuartas partes de mi tiempo en la Naturaleza, sintiendo incluso a veces culpabilidad por tener la suerte de poder hacerlo…con esa vocecita en mi cabeza diciéndome «deberías estar haciendo aquello o lo otro…», y que no me dejaba disfrutar al cien por cien de algunos de esos momentos. Hasta que no hace mucho escuché otra voz, mucha más amorosa, que decía «no es lo que tu haces, es lo que tú eres». Y todo cambió…

Desde el pasado mes de julio (2017) parece que el Universo quiere comunicarme algo, y no sabía muy bien cómo interpretar las señales.
Empecé a encontrarme con corazones, muchos, especialmente durante mis escapadas en la Naturaleza, sí…Piedras en forma de corazón, corazones en las flores, en las hierbas, plantas en forma de corazón, incluso me pasaba en casa, en la espuma del jabón, en el café, en los alimentos…Y me sigue pasando.
Primero me pareció muy emocionante, luego muy divertido y a medida que pasaban los meses, intrigante. Y yo sin enterarme de nada!

Entonces supe que tenía que ver con donde me siento en casa, donde quiero estar, cual es mi lugar, donde siento y conecto fácilmente con el Amor y la Belleza del mundo…
Y supe donde quería estar.
Quiero estar en la Naturaleza, no un poquito, no de vez en cuando, no para refugiarme cuando estoy mal, no…
Quiero pasar el resto de mi vida en la Naturaleza.

Y entonces hubieron más y más sincronicidades que me han conducido a plantearme seriamente buscar la forma de cumplir este sueño.

Reuniendo todos mis recursos y experiencia, en coherencia con mi deseo de ayudar a las personas a disfrutar de la salud que se merecen y sobretodo para prevenir los efectos nocivos del estrés, he ideado unas actividades saludables que se practican en plena Naturaleza.

He elegido el nombre Medit’Ando, seguido de Camin’ando y Respir’Ando para resumir la esencia de mi propuesta.
Por supuesto la aromaterapia a la cual me dedico desde hace ya diez años y la sofrología están en el corazón de las actividades ofrecidas.

Algo más sobre mi aquí.


Amorosa-Mente,

Firma Antonia

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